Azaenegue, concerto for orchestra (Gran CANARIA)
Conocida actualmente como Montaña de Altavista, debe su nombre a su altura y a la espectacular vista que se contempla desde ella. Sostienen algunas fuentes que esta montaña perdió su antigua denominación de Montaña Azaenegue, topónimo aborigen por su condición para contemplar la más alta vista del contorno de la isla de Gran Canaria. Según el filólogo e historiador Ignacio Reyes García, que con el trabajo de campo y el análisis filológico conseguía restablecer la hipótesis de su formulación original en la lengua aborigen “Assa-enneg”, que podría entenderse como “llegada del alba”. La obra comienza precisamente con esta idea del amanecer: un juego de sonoridades puntillistas entre la percusión y el arpa, combinadas con un fondo en armónicos naturales en las cuerdas simboliza a la noche. Poco a poco, un crescendo en los metales y las maderas dan paso a la salida del sol, con sus innumerables cambios de luz y tonalidad, realizados musicalmente mediante la variedad tímbrica. Como el resto de las obras del ciclo, el material se genera a partir de procedimientos algorítmicos que proporcionan una estructura sólida que unifica la pieza. Estos procedimientos constituyen puramente un andamiaje composicional que no afecta (y no es necesario) para la escucha y disfrute de la obra.